Fantasía, vidas paralelas. Nagala Yunciel
El avión de Elvira llega a la 1:30h de la madrugada. Todo parece ir bien. Se dirige hacia la salida a tomar un taxi. Justo cuando va a salir tropieza con un familiar que creía fallecido hacía tiempo… Y ahí empieza una pesadilla, ¿o no es una pesadilla?
1:30 de la mañana. El avión ha llegado puntual, el taxi me dejará en casa en diez minutos. Será imposible no despertar a Lucas en cuanto abra la puerta, pues Naki me presiente antes de que llegue al portal, saltará de la cama y me esperará ronroneando en la puerta. Estos viajes de ida y vuelta en el día a la empresa le resultan más rentables que alojarme en un hotel, pero a mí me agotan. El aeropuerto está atestado de gente, no es habitual a estas horas, nunca lo había visto así. A pesar de las prisas para adelantarme a tomar un taxi observo que la gente parece desorientada. También me sorprende el silencio, nada habitual en un aeropuerto. Me abro paso con dificultad entre los que caminan lentamente como si no supieran si vienen o si van y hacia dónde.
Yo sí lo sé. Ahí veo la salida, nadie esperando en la parada de taxis. Todo va a ir rápido y bien.
Apenas unos metros y estoy fuera. Tropiezo con dos personas, la mayor va de gris y con alzacuellos, el otro es muy joven y lleva una ropa pasada de moda. Nos disculpamos a la vez.
Las puertas se abren y antes de poner un pie fuera escucho mi nombre, “¿Elvira?”