Víctimas y a la vez criminales. Tres personajes femeninos en novela negra

La novela negra, el thriller son géneros que cada día me sorprenden más por la fuerza que los autores infunden a sus personajes, en especial si son femeninos. Un ejemplo de ello los tres últimos con los que he disfrutado, La Cadena (Adrian McKinty), Alex (Pierre Lemaitre) y Perdida (Gillian Flynn).

Nadie querría estar en la piel de Rachel (La Cadena), una mujer corriente, cuando recibe una llamada diciéndole que su hija ha sido secuestrada, y que si quiere verla habrá de pagar un rescate, y secuestrar a otro niño. Quien llama es también una madre cuyo hijo ha sido secuestrado, y si Rachel no cumple con las reglas, el niño morirá y su hija también. Es una víctima, pero le piden que también sea criminal. Va a necesitar mucho valor y astucia. No puedes dejar de leerla ¿quién está detrás de la cadena?, y sobre todo, ¿volverá a ver a su hija?

Nadie querría estar en la piel de Rachel (La Cadena), una mujer corriente, cuando recibe una llamada diciéndole que su hija ha sido secuestrada, y que si quiere verla habrá de pagar un rescate, y secuestrar a otro niño. Quien llama es también una madre cuyo hijo ha sido secuestrado, y si Rachel no cumple con las reglas, el niño morirá y su hija también. Es una víctima, pero le piden que también sea criminal. Va a necesitar mucho valor y astucia. No puedes dejar de leerla ¿quién está detrás de la cadena?, y sobre todo, ¿volverá a ver a su hija?

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Nos vemos allá arriba

Con una prosa magistral Pierre Lemaitre nos lleva en esta obra (Premio Goncourt 2013) a un después de la Gran Guerra, la que se cobró veinte millones de vidas.

Lemaitre nos mete de lleno en una cruda realidad que si no la has vivido o la has tenido cerca no piensas en lo que es capaz de hacer el ser humano para sacar provecho de ese después, porque ¿qué se hace con todos esos muertos? Pero también nos aproxima a la capacidad de superación en situaciones muy dramáticas, incluso con el agua al cuello.

Unos días antes del armisticio, el teniente d’Aulnay-Pradelle ordena una absurda ofensiva que culminará con los soldados Albert Maillard y Édouard Péricourt gravemente heridos, un hecho dramático que les unirá inexorablemente. Sigue leyendo