Badaq. Carlos Bardem

Estamos con Badaq y hasta asumimos muchos de sus juicios, por ello es una historia algo triste, pero genial.

Cuando en 1583 llega a la isla de Pawu un galeón castellano, una badaq -rinoceronte indonesio- es testigo de las relaciones entre los indígenas y los castellanos colonizadores. Su vida transcurre plácidamente en la selva mostrando empatía ante todo lo que la rodea, y no entiende las costumbres de los nuevos monos sin pelo. La historia está basada en hechos reales. Al Madrid de Felipe II llegó una abada, que era el nombre que le daban los portugueses al rinoceronte por entonces; el animal fue retratado por Juan de Arfe para su Tratado de varia conmesuración, que estuvo en las eras del desaparecido convento de San Martín y que de allí se fugó un día matando a varias personas. En algún momento del siglo XVII se puso su nombre a una calle que aún existe, entre la plaza del Carmen y la Gran Vía, calle de la Abada.

Una fábula sobre la relación entre el hombre y la naturaleza, y sobre las idealizadas glorias imperiales, señala el propio autor. Una visión distinta que refleja el gobierno depredador de los imperios español y portugués, el peligro de la inquisición y los desmanes de la colonización. Un lenguaje muy cuidado, una trama que engancha como un buen guión.

Muchos estamos con Badaq y hasta asumimos sus juicios, por ello es una historia algo triste, pero genial.

Deja un comentario