“Los últimos” y “Cenital”, en situación apocalíptica

Dos posibles situaciones, de cómo será la vida después de una catástrofe nuclear o después de un colapso general, económico, energético, clima… Solo dos ejemplos de los muchos que podemos leer en el género fantástico. Los rasgos comunes en estas situaciones apocalípticas nos levan a un mundo sin internet, sin recursos… a empezar de nuevo desde cero. Por ahora solo son fantasía, ¿pero hasta cuándo?

Varios ataques nucleares han acabado con la mayor parte de la vida en la tierra, y veinte huéspedes se han quedado atrapados en un hotel de Suiza.  Ese es el argumento de “Los últimos”, de Hanna Jameson. No hay comunicaciones, ni víveres eternos, apenas agua y lluvia está contaminada, y por si fuera poco en uno de los depósitos de agua aparece el cadáver de una niña. Este hecho llevará a Jon a intentar averiguar lo sucedido y si el culpable sigue entre ellos. Iremos conociendo la vida de cada uno de ellos y aflorarán tensiones y comportamientos paranoicos. De fácil lectura, pero algo largo, con un final posiblemente esperado, pero aburrido.

“Cenital”, de Emilio Bueso Aparici, más entretenido, sin pelos en la lengua a la hora de imaginar una situación apocalíptica cada día más cerca. Un grupo antisistema se reúne en torno a un líder profético para enfrentarse al colapso de la sociedad. Un colapso del que estuvo advirtiendo en sus redes, pandemia, agotamiento del petróleo, crisis energética, cambio climático, crisis energética, y que terminó convenciendo a un pequeño colectivo para formar una ecoaldea fortificada. Amena, nos hace ponernos en ese lugar que creemos que no va a suceder, la convivencia, la supervivencia. Me gustó más que “Los últimos”

“Cenital obtuvo el premio Celsius de la Semana Negra a la mejor novela de ciencia ficción, fantasía y terror”. Tiene otros libros de fantasía, “Ahora intenta dormir”, “Extraños eones”, “Diástoles”… 

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